Hoy es un día cualquiera, de un mes cualquiera, y de un año cualquiera pero en un colegio singular: el Manuel Bru de Benissa.
Con 457 alumnos matriculados 167 son extranjeros, una masiva presencia de inmigrantes, el 36.5%, que ha hecho que el profesorado se ponga manos a la obra para poner en marcha métodos pedagógicos en favor de la integración y el enriquecimiento de culturas.
Es el caso de las profesoras María Moreno, Angels Sifre y Mª Dolores Luna que con el programa «Los niños del mundo» han logrado que estos pequeños se acerquen más a la cultura valenciana.
Como cada mañana estas tres maestras de 5º de Infantil llegan al Manuel Bru dispuestas a impartir sus clases. Son las nueve y sonrientes acuden a dar los buenos días a cada uno de sus alumnos que, con sus mochilas, les esperan entusiasmados en las filas.
Una pequeña de Torre de Babel, distintos idiomas y costumbres que dejan aparcadas a la puerta del centro al despedirse de sus padres.
Es ahí cuando llega la vocación de estas tres maestras que, con sus conocimientos y este innovador proyecto, hacen que cada uno de ellos pueda conocer cómo viven en los países de sus compañeros de pupitre.
Las emprendedoras profesoras trabajan con las diferentes culturas de sus pequeños asegurando que todos ellos se acerquen más a las costumbres de la nación en la que ahora viven.
Son pequeños escolares llegados desde los cinco continentes que son unos privilegiados al poder tener esta experiencia con apenas cinco años.
Curioso es, por ejemplo, ver cómo una de sus alumnas marroquí o uno de Colombia puede decir en varios idiomas palabras como papá, mamá, hola o adiós, e incluso, conocer cómo se cocina un plato típico de otro país y poder degustarlo junto a sus compañeros.
A todo esto se suma el aprendizaje de las capitales de cada nación, sus banderas, monedas, los bailes folklóricos y canciones tradicionales que entonan en una lengua, hasta hora, desconocida.
Una de las actividades preferidas de estos niños es ponerse manos a la masa y preparar la comida del país escogido. El mes que tocó el turno a España los alumnos de Benissa prepararon, con la ayuda de los otros escolares, los tradicionales 'caspellets' que tuvieron el mismo éxito que la 'banitsa', hecha con hojaldre y queso, original de Bulgaria.
El proyecto, que cuenta con la colaboración de los padres, tiene como objetivo descubrir e imaginar diferentes maneras de vivir, pensar, sentir y actuar. Además de utilizar los recursos y potenciar la diversidad, partiendo de la propia cultura hasta llegar a otras diferentes.
En el colegio público Manuel Bru es curioso ver cómo todos conviven sin distinción de raza, cultura, tradición o religión y cómo muchos padres no ven obstáculo para que sus hijos acudan a las clases de línea en valenciano pudiendo escoger el castellano.
Entre los datos a destacar y como comenta el director del centro, Manolo Juan, se ha visto que en las 26 nacionalidades que tienen sus alumnos y tras los españoles predominan los anglosajones, mientras que hace dos años eran los alemanes.
Ahora, y con la crisis, ha bajado el porcentaje de extranjeros que llegó a ser hace dos años del 40%.
Con el original proyecto y tras este trimestre que ahora termina, han llegado a la conclusión de que son muchas más las cosas que les une que las que les separa, que da igual de dónde sean ya que están conociendo otras culturas que no son la suya.
A la vuelta de Semana Santa y para finalizar el curso actuarán todos junto a los más pequeños, los de 3 y 4 años, con los trajes típicos de las naciones escogidas y bailando al son del folklore de cada país.
Estos niños del mundo encantados, sus padres aprendiendo con ellos, y las profesoras orgullosas de conseguir su objetivo. Unos niños, que a su edad y gracias a sus profesoras, tienen la oportunidad de dar la vuelta al mundo sin salir de la clase.